Qué alegría nos da, año tras año cuando al pasar por la Plaza de Santa Anita encontramos que el puesto de cocos ya llegó.
Tiene historia, hace 50 años que el Señor Inés Cornejo, (nosotros de cariño le decimos Tío) puso su puesto por primera vez. El Tío es un señor fuerte aún, no sé cuantos años tendrá, pero su jovial actitud y amabilidad lo caracterizan bien.
Desde que tengo uso de razón, cuando inicia la cuaresma aproximadamente, se instala en la esquina de Ramón Corona y Colon, justo en la Plaza, a un lado del Santuario de Nuestra Señora de Santa Anita, he visitado un sinfín de veces el puesto, donde en una atractiva vitrina de cristal, sobre cama de alfalfa fresca, venden una gran variedad de frutas de la temporada.
Coco entero para que en el momento lo parten ahí, o si lo prefieres te dan la carnita del coco preparada con sal, limón y chile en polvo. Hay botes con jícama, mango, pepino, sandía, todos listos para ser preparados y disfrutarse en una banca de la plaza, viendo pasar gente y con el fresco aire de la tarde.
En la parte posterior del puesto, están en montones hermosos, las sandias enteras, cocos, mangos petacones, jícamas enormes, y pepinos de un color verde obscuro que tan solo de verlos se antoja.
Es realmente gratificante cuando al medio día, que pasa uno por ahí , con el calor del carro, el cansancio del trafico y del día, se acerca uno y hasta con el plus de servicio al carro, pedimos jícamas, agua de coco y pepinos para ir comiendo en el camino, algo que verdaderamente disfrutan mis hijos!
Desde que era yo pequeña, iba con Diana, mi mejor amiga de la infancia, llegábamos sin falta en bici todas las tardes a comprarle frutas. Que lindos recuerdos, sentadas felices, sin otra preocupación que disfrutar el manjar tropical y las divertidas platicas infantiles.
Estoy segura que como yo, mucha gente del pueblo aparte de quererlo y respetarlo, tienen en sus memorias tardes como las mías.
A lo largo de los años le han ayudado a atender el puesto su esposa, hijos, hija, nueras y hasta los nietos, pero siempre al pendiente de saludar a sus conocidos y amigos, esta el Tío. Esta ya es una tradición que espero conserven muchos años más.
Y si alguna vez visitan el pueblo de Santa Anita, Jalisco, en México, no dejen de ir a comer cocos y entrar a visitar a la Virgen del Pueblo, realmente vale la pena.
Vane
ResponderEliminarYo tambièn recuerdo que cada año en estas fechas, me hacìan detenerme, Brenda y tù, cuando regresaban de la escuela, en este puesto para comprar la fruta fresca, las sandìas, mangos, cocos y pepinos. Y se ponìan felices frente a la fruta fresca con limòn y chile en polvo...Yo tambièn tengo hermosos recuerdos de ese puesto anual en la Plaza de Santa Anita...
MAMI...
Yummy! Que rico!...atte: YO<3...Ximena...
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