viernes, 19 de agosto de 2011

Recuerdos aromáticos.

Cierro los ojos .....percibo el dulce y floral aroma del te de manzanilla que en aquellas tardes lluviosas del  pueblo donde crecí , nos hacia mama.


Me transportan  a  la niñez, en  esos dias de vacaciones de verano cuando todo era juego con los amigos de la infancia y  refugiandonos de  la abundante lluvia  entrabamos a casa para  un deleite ,pues  comíamos una  rica torta de elote con miel, recien horneada y bebíamos una taza de te .

El olor a miel en penca  siempre me traerá  a la mente a mi papa cosechando miel y yo a un lado comiendo grandes trozos de ella .



Los aromas me han remontado a los momentos mas significativos de mi vida, como el aroma unico  de mi abuelo  cuando abrazaba su calido cuerpo, que aun despues de muchos años, lo recuerdo como si estuviera aqui.

Cada vez que tengo entre mis brazos a un bebe....recuerdo  con nostalgia la epoca que mis hijos  eran aun unos bebes y podía percibir su suave aroma como el mejor perfume del mundo.!

Las inolvidables  tardes de las vacaciones de invierno , tomando un inigualable y aromatico cafe Chiapaneco  con una rebanada de pay de limón hecho en la pasteleria de la familia , con la abuela Elena y sus historias de como la familia llego de Líbano  en un barco.



Trato de vivir mi vida en el presente, pero ocupada en hacer de este presente un bello recuerdo para mi futuro y acceder a el de vez en cuando.

Me parece que es el  olfato el más afectuoso de nuestros sentidos. El más vinculado con nuestra propia existencia. El único sentido que nos permite evocar . ¿A qué huele entonces nuestro presente?

Pensemos  en personas que alguna vez amamos y ya no están o momentos que reconocemos como de felicidad plena. ¿A qué huelen?. ¿Qué olor nos quedó impregnado al recordarlo?.

Como quiere oler cuando los años pasen...y pasen. Ya tendremos suficiente tiempo para ir reconociendo los aromas que hoy creamos y que solo distinguiremos cuando se conviertan en recuerdos.

 Actuemos dia a dia como nos gustaria oler en el futuro.  Preocupémonos entonces por irradiar a quienes amamos el aroma natural de nuestra sensibilidad. Estoy seguro de que si así lo hacemos, nuestro futuro será el jardín más bello que hoy, precisamente hoy, estamos regando y construyendo.

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